Aspectos como la infraestructura, las actividades educativas y los factores legales y éticos son clave para el éxito de intervenciones de Salud Digital.
Los avances tecnológicos en el ámbito de la salud han tenido un impacto positivo en diferentes sectores, especialmente en la atención médica. Gracias a las nuevas soluciones tecnológicas es posible intercambiar información médica y lograr mejoras a largo plazo en la salud de las personas. Las herramientas digitales, como dispositivos portátiles o wearables, sistemas de apoyo computarizado y la telemedicina, mejoran el desempeño y aminoran la carga de trabajo de los profesionales de la salud, además de reducir costos y mejorar la calidad de la atención médica.
En general, las soluciones de Salud Digital están siendo adoptadas en la práctica médica, sin embargo, aún no se ha evaluado completamente su uso generalizado entre los prestadores de servicios de salud. Diversos estudios han demostrado que factores como la etnia, la raza, la ubicación geográfica, la edad y la especialidad médica influyen en la adopción de estas tecnologías, subrayando la necesidad de comprender estas variables para abordar la brecha digital y las disparidades en el acceso a estas soluciones.
De esta manera, un estudio reciente publicado en npj Digital Medicine journal, presentó una revisión sistemática de literatura médica, el cual explora la evidencia científica actual sobre intervenciones y soluciones de Salud Digital aplicadas a la atención médica. Esta revisión identificó diversas barreras a la calidad, transparencia y eficiencia general sobre la creación, implementación y mantenimiento de una estrategia de Salud Digital.
“La implementación eficiente de tecnologías digitales, caracterizada por la implementación adecuada de un enfoque de gestión sistemático, que incluya planificación estratégica, asignación de recursos y procesos de control y evaluación, es fundamental para perfeccionar los servicios, equipos y tecnologías de atención médica”, explican los autores.
En total, la revisión incluye 108 estudios y 9 protocolos de investigación, realizados en países de ingresos bajos, ingresos medios e ingresos altos de diversas regiones del mundo. Para el análisis bibliométrico los autores clasificaron en cinco grupos según las palabras clave o identificadores registrados, de los cuales los siguientes fueron los más comunes: “profesionales de la salud”, “tecnología”, “revisión”, “barrera”, “atención”, “revisión sistemática”, “factor”, “paciente” e “implementación”.
De esta manera el análisis lingüístico y semántico estratificó los datos en 21 barreras y 19 facilitadores o recomendaciones.
Las barreras predominantes se asociaron con:
- barreras de infraestructura y técnicas;
- barreras personales y psicológicas;
- relacionadas con el tiempo y la carga de trabajo;
- capacitación y educación;
- y factores legales y éticos.
Los facilitadores más predominantes se relacionaron con:
- la oferta de capacitación y actividades educativas;
- la percepción de los proveedores de atención médica sobre la utilidad de las tecnologías de salud digitales y la disposición a usarlas;
- la existencia de incentivos gubernamentales y multisectoriales;
- campañas de promoción de la adherencia;
- participación de los proveedores de atención médica en el proceso de desarrollo e implementación de tecnologías de salud digitales;
- y navegación intuitiva en sistemas de tecnología sanitaria.
Las barreras técnicas de infraestructura fueron las que aparecieron con mayor frecuencia, es decir problemas relacionados con una red o conexión a internet limitado o insuficiente, falta de tecnología, falta de dispositivos y compatibilidad con el flujo de trabajo, así como falta de integración de tecnología en la atención médica. Otro punto importante fue la ausencia de sistemas estandarizados en diferentes instalaciones y el acceso limitado a la electricidad. Esta clase de problemas técnicos predominan en zonas rurales.
Por otra parte, las barreras psicológicas involucraron componentes como resistencia de los profesionales de la salud al cambio o la poca alfabetización digital, así como una percepción de una menor interacción humana y tecnofobia.
Por otra parte los autores destacaron la participación de las personas en los estudios revisados: “Sorprendentemente, todas las revisiones indicaron que la participación del usuario y la colaboración con los desarrolladores de sistemas o partes interesadas asociadas es crucial en todas las etapas de diseño y desarrollo, implementación y utilización continua, ya que las aplicaciones creadas son adecuadas para su propósito, basándose en la comprensión y el abordaje de las necesidades y expectativas de los proveedores de atención médica”.