UNICEF
Comparte en:
Share on facebook
Share on twitter
Share on linkedin
Las vacunas generalmente requieren años de investigación y pruebas antes de llegar al público, pero en 2020 y ante la pandemia de COVID-19, científicos de todo el mundo están trabajando para producir vacunas seguras y efectivas contra el SARS-CoV-2 en un tiempo récord. Actualmente hay cientos de grupos de investigación desarrollando y probando vacunas de diversos tipos. Para el mes de enero de 2021, 66 vacunas se encuentran ya en ensayos clínicos en humanos, y 20 han llegado a las etapas finales de prueba.
Las vacunas más avanzadas ya han sido aprobadas para uso de emergencia por varios países. Entre éstas se encuentran:
En México, las vacunas que han sido aprobadas por COFEPRIS (Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios) para uso por la emergencia sanitaria son:
Cada vacuna tiene una formulación que consiste, en términos generales, en el antígeno o proteína del virus SARS-CoV-2 que será el encargado de provocar la respuesta inmune (mecanismo de defensa) del organismo y contra el cual se producen los anticuerpos y células activadas. Adicionalmente se incluyen sustancias necesarias para mantener la estabilidad del antígeno antes y después de la aplicación, así como para estimular la capacidad de respuesta del sistema inmunológico posterior a la aplicación de la vacuna.
A continuación, se describen los componentes de las tres vacunas actualmente disponibles para su aplicación:
La vacuna contra COVID-19 de Pfizer/BioNTech contiene los siguientes componentes:
La vacuna contra COVID-19 de Moderna contiene:
La vacuna de AstraZeneca/Oxford contiene:
Aún no se ha publicado la formulación de la vacuna Sputnik V, del Centro Nacional Gamaleya de Investigación de Epidemiología y Microbiología de Rusia, sin embargo, se conoce ya que contiene:
La vacuna contra COVID-19 desarrollada por la empresa privada China Sinovac Biotech, contiene el virus SARS-CoV-2 inactivado utilizando una sustancia química llamada beta-propiolactona que quita al virus la posibilidad de reproducirse (replicarse) dentro de las células humanas evitando que cause la enfermedad. Sin embargo, la proteína espiga o spike permanece intacta y con toda la capacidad para estimular la respuesta inmunológica del organismo para generar protección. Además del virus inactivado, la vacuna contiene una sustancia a base de aluminio llamada “adyuvante” que sirve para estimular aún más al sistema inmunológico para que responda adecuadamente a la vacuna.
Existen diversos tipos de vacunas actualmente desarrolladas o en desarrollo contra al SARS-CoV-2, el virus causante de COVID-19. A continuación se describen los principales mecanismos de acción de las vacunas:
https://www.nytimes.com/interactive/2020/science/coronavirus-vaccine-tracker.html
Existen diversos tipos de vacunas actualmente desarrolladas o en desarrollo contra al SARS-CoV-2, el virus causante de COVID-19. Entre las vacunas disponibles se cuentan las de ácidos nucleicos y las de vectores virales.
Vacunas de ácidos nucleicos
Tanto las vacunas de Pfizer/BioNTech como la de Moderna, utilizan el ácido nucleico ARN mensajero (ARNm), una molécula con las instrucciones para la producción de proteínas por parte de las células. En el caso de estas vacunas, el ARNm tiene las instrucciones específicas para producir una proteína viral llamada proteína S, spike o espícula, la cual es esencial para que el virus infecte las células.
Después de la vacunación, las células reciben las instrucciones y comienzan a fabricar la proteína S y a exhibirla en su superficie. El sistema inmunológico identifica entonces la proteína viral y dispara la respuesta inmunológica produciendo anticuerpos y células de defensa.
https://www.mayoclinic.org/diseases-conditions/coronavirus/in-depth/coronavirus-vaccine/art-20484859
Vacunas de vectores virales
Para la vacuna de AstraZeneca, los investigadores agregaron el gen que produce la proteína S del coronavirus SARS-CoV-2 a otro virus llamado adenovirus. En este caso se utiliza una versión modificada de un adenovirus de chimpancé, conocido como ChAdOx1 que es inocuo para el ser humano. Este virus puede ingresar a las células, pero no puede replicarse dentro de ellas. Una vez dentro de la célula, el gen produce la proteína viral la cual se presenta en la superficie de la célula disparando la respuesta inmunitaria del organismo.
https://www.nytimes.com/interactive/2020/health/oxford-astrazeneca-covid-19-vaccine.html
Al igual que la vacuna de AstraZeneca, la vacuna del Centro Nacional Gamaleya de Investigación de Epidemiología y Microbiología de Rusia, Sputnik V y la vacuna de CanSinoBIO funciona mediante un vector viral. La vacuna usa dos variantes de adenovirus, un tipo de virus que causa resfriados, al cual se le incluyó el gen con las instrucciones para producir la proteína espícula del coronavirus. Los dos tipos de adenovirus, Adenovirus25 o Ad25 y Adenovirus26 o Ad26 están diseñados para poder invadir las células para producir la proteína espícula, pero no son capaces de reproducirse ellos mismos. La estrategia de utilizar dos tipos de adenovirus busca evitar que la respuesta inmune del organismo impida que la segunda dosis de la vacuna funcione adecuadamente.
https://www.nytimes.com/interactive/2021/health/gamaleya-covid-19-vaccine.html
Vacunas de virus inactivados
La vacuna CoronaVac de Sinovac Biotech es una vacuna de virus inactivado que utiliza la versión “muerta” del coronavirus que causa COVID-19.
Las vacunas inactivadas no suelen proporcionar una protección tan fuerte como las vacunas vivas. Es posible que se necesiten varias dosis a lo largo del tiempo (vacunas de refuerzo) para tener inmunidad continua contra la enfermedad.
No. De acuerdo con los experimentos e investigaciones publicados, después de la segunda dosis, la eficacia de las vacunas aprobadas es la siguiente:
https://www.nytimes.com/interactive/2020/science/coronavirus-vaccine-tracker.html
https://www.who.int/publications/i/item/WHO-2019-nCoV-vaccines-SAGE_recommendation-AZD1222-2021.1/
El proceso de desarrollo y producción de vacunas considera de manera especial la evaluación de que cada una de ellas es segura y genera la protección necesaria contra la enfermedad. Para ello se llevan a cabo pruebas, conocidas como ensayos clínicos, en grupos de personas.
Actualmente se están realizando en diversas partes del mundo esos ensayos clínicos para evaluar todas las vacunas en desarrollo contra COVID-19 con la participación de decenas de miles de personas. Estos ensayos generan datos científicos e información que es utilizada por los organismos regulatorios, como COFEPRIS en México o FDA en Estados Unidos, para determinar la seguridad y eficacia de la vacuna.
Una vez que una vacuna está autorizada o aprobada para su uso por las autoridades regulatorias de cada país, se activan sistemas de control de seguridad, los cuales sirven para seguir vigilando la ocurrencia de posibles efectos secundarios. A través de este monitoreo continuo se busca detectar posibles efectos adversos que pueden no haberse presentado en los ensayos clínicos. Si se observa un evento adverso inesperado, particularmente si es grave, grupos de científicos expertos lo estudian rápidamente para evaluar si es un verdadero problema de seguridad y determinar si se puede o no mantener el uso de la vacuna.
https://www.cdc.gov/coronavirus/2019-ncov/vaccines/safety.html
Cada productor de vacuna publica los resultados de sus ensayos clínicos donde se presenta evidencia de la seguridad, eficacia, efectos adversos y contraindicaciones basados en los resultados de los experimentos realizados.
Esta información, junto con otros detalles de la vacuna como formulación y capacidad de generar protección es sometida a las autoridades regulatorias para solicitar la autorización de uso en cada país. La autorización de uso dependerá entonces de la evidencia de que una vacuna es segura y eficaz en proteger a la población contra la enfermedad.
En México, COFEPRIS ha otorgado ya la autorización para uso de emergencia a las vacunas de Pfizer/BioNTech, AstraZeneca, Sputnik V y Sinovac, lo que significa que se permite la aplicación de estas vacunas únicamente como parte de la atención a la emergencia sanitaria por COVID-19.
Las vacunas de Pfizer, AstraZeneca, Moderna, Sputnik V y Sinovac requieren de dos dosis. Las vacunas de CanSinoBIO y Johnson & Johnson requieren únicamente de una dosis.
Las vacunas contra el COVID-19 autorizadas en la actualidad requieren 2 dosis para que la protección sea máxima:
Debe darse la segunda dosis lo más cerca posible del intervalo recomendado de 3 semanas o 1 mes. Sin embargo, no existe un intervalo máximo entre la primera y la segunda dosis de ninguna de las dos vacunas. No debe darse la segunda dosis antes del intervalo recomendado.
https://www.nytimes.com/interactive/2021/health/gamaleya-covid-19-vaccine.html
https://www.nytimes.com/interactive/2020/science/coronavirus-vaccine-tracker.html
Uno de los elementos principales del proceso de desarrollo de las vacunas consiste en determinar el volumen y el número de dosis que las personas deben recibir para alcanzar el nivel de protección deseado contra la enfermedad. Esto determina finalmente el esquema de vacunación de cada vacuna, el cual es sometido a las autoridades regulatorias en cada país.
Por lo tanto, para lograr la protección contra la enfermedad, es importante cumplir con el número de dosis e intervalo entre cada uno establecido por el productor y autorizado por la autoridad regulatoria.
Según los Centros para el Control de Enfermedades de Estados Unidos (CDC), el tiempo máximo para aplicarse la segunda dosis de cualquier vacuna es de 6 semanas posterior a la aplicación de la primera dosis.
https://www.cdc.gov/vaccines/covid-19/info-by-product/clinical-considerations.html
The Moderna COVID-19 (mRNA-1273) vaccine: what you need to know (who.int)
No completar el esquema de vacunación recomendado puede ocasionar que no se alcance el nivel de protección inmunológica esperada contra la enfermedad. Actualmente se están llevando a cabo estudios para medir el nivel de protección que confieren los esquemas parcial y completo de las distintas vacunas contra COVID-19.
En este momento la evidencia científica apoya los esquemas definidos por los productores y autorizados por las agencias regulatorias como la COFEPRIS. Por ello, es importante que todas las personas que reciben sus vacunas contra COVID-19, tengan sus esquemas completos.
The Moderna COVID-19 (mRNA-1273) vaccine: what you need to know (who.int)
Hasta el momento no hay evidencia científica que permita asegurar que las diferentes vacunas contra COVID-19 puedan ser intercambiables entre sí, pues no se ha evaluado la seguridad y eficacia de un esquema de productos mixtos. Por lo tanto, la indicación actual es que ambas dosis del esquema deben completarse con el mismo producto.
https://www.cdc.gov/vaccines/covid-19/info-by-product/clinical-considerations.html
The Moderna COVID-19 (mRNA-1273) vaccine: what you need to know (who.int)
https://www.who.int/publications/i/item/WHO-2019-nCoV-vaccines-SAGE_recommendation-AZD1222-2021.1/
Para la vacuna de Pfizer, se alcanza niveles adecuados de protección contra la enfermedad, en el 95% de los vacunados, después de dos dosis, a los 28 días de haberse aplicado la primera dosis.
La protección de la vacuna de AstraZeneca, en su esquema óptimo, se da en el 90% de los vacunados después de dos dosis, entre dos y tres semanas tras la aplicación.
La vacuna rusa Sputnik V, alcanza una efectividad del 73.1% a partir de la primera dosis y del 91.6% al aplicar la segunda dosis (día 21).
Para la vacuna CoronaVac de la empresa Sinovac, se alcanza una efectividad del 50.6% después de la aplicación de la segunda dosis, 14 días después de la primera.
https://www.thelancet.com/action/showPdf?pii=S0140-6736%2820%2932661-1
https://www.thelancet.com/action/showPdf?pii=S0140-6736%2821%2900234-8
https://www.thelancet.com/action/showPdf?pii=S0140-6736%2820%2931605-6
No se tiene aún evidencia científica sobre de la duración de la protección contra el COVID-19 que confieren las diferentes vacunas. Además del efecto individual, la protección otorgada por la vacuna depende también de consideraciones poblacionales como el número de personas vacunadas en una comunidad y cómo esto afecta la propagación del virus.
Considerando lo anterior, existen algunas observaciones que indican que una persona vacunada puede ser contagiosa, aunque no desarrolle ya la enfermedad. La recomendación actual es que se deben mantener todas las medidas prevención y precauciones para evitar el contagio: distanciamiento físico, uso de cubrebocas, higiene de manos y aislamiento estricto de personas con síntomas o contacto de casos positivos.
https://www.cdc.gov/coronavirus/2019-ncov/vaccines/faq.html
https://www.mayoclinic.org/diseases-conditions/coronavirus/in-depth/coronavirus-vaccine/art-20484859
Si bien la evidencia científica es limitada actualmente, no parece que las vacunas contra COVID-19 interfieran con la respuesta inmunitaria a otras vacunas y viceversa. Sin embargo, mientras no se tenga otra información, es recomendable esperar 14 días tras recibir la vacuna de COVID-19 para recibir otra vacuna. Del mismo modo, se deberá esperar 14 días para recibir la vacuna de COVID-19 tras haber recibido cualquier otra vacuna.
https://www.cdc.gov/coronavirus/2019-ncov/vaccines/faq.html
https://www.who.int/publications/i/item/WHO-2019-nCoV-vaccines-SAGE_recommendation-AZD1222-2021.1/
Las aprobaciones de las autoridades regulatorias dependen de la evidencia de seguridad y eficacia presentada por los desarrolladores y productores de vacunas. En la actualidad, toda la información derivada de los ensayos clínicos ha sido la experiencia en población mayor de 16 años y, por lo tanto, ninguna vacuna ha sido autorizada para su uso en personas menores de esa edad.
Actualmente, ya se han iniciado ensayos clínicos de varias vacunas en población entre 12 y 18 años de edad, por lo que se espera que hacia finales de 2021 se cuente con suficiente evidencia sobre la seguridad, la efectividad y los aspectos prácticos de la vacunación de esta población contra el coronavirus. Posteriormente se irán autorizando en poblaciones de menor edad, una vez que se tenga confianza en que la vacuna no causará ningún evento adverso grave en los niños.
El estudio de efectividad de la vacuna Sputnik V se realizó únicamente con voluntarios mayores de 18 años, por lo que no existe evidencia suficiente para aplicar esta vacuna a menores de 18 años.
https://www.thelancet.com/action/showPdf?pii=S0140-6736%2821%2900234-8
Si bien no hay evidencia de que las vacunas contra COVID-19 puedan causar alteraciones en el embarazo, aun no se tienen suficientes datos para apoyar la vacunación generalizada en este grupo. Sin embargo, las mujeres embarazadas que formen parte de un grupo al que se recomienda recibir la vacuna COVID-19 (por ejemplo personal de salud con alto riesgo de exposición al virus o con comorbilidades) pueden optar por vacunarse. Si tiene dudas sobre la vacunación en el embarazo, es recomendable consultar a un profesional de la salud.
https://www.cdc.gov/coronavirus/2019-ncov/vaccines/faq.html
https://www.who.int/publications/i/item/WHO-2019-nCoV-vaccines-SAGE_recommendation-AZD1222-2021.1/
Si bien no hay evidencia de que las vacunas contra COVID-19 puedan causar alteraciones a los bebés lactantes, aún no se tienen suficientes datos para apoyar la vacunación generalizada a las madres que estén amamantando a sus bebés. Sin embargo, las mujeres lactantes que formen parte de un grupo al que se recomienda recibir la vacuna COVID-19 (por ejemplo. personal de salud con alto riesgo de exposición al virus o con comorbilidades) pueden optar por vacunarse. Si tiene dudas sobre la vacunación y la lactancia, es recomendable consultar a un profesional de la salud.
https://www.cdc.gov/coronavirus/2019-ncov/vaccines/faq.html
https://www.who.int/publications/i/item/WHO-2019-nCoV-vaccines-SAGE_recommendation-AZD1222-2021.1/
La vacuna desarrollada por AstraZeneca/Universidad de Oxford puede ser utilizada por cualquier persona mayor de 18 años. Los resultados de los ensayos clínicos realizados demostraron que la vacuna es segura y eficaz en adultos mayores de 65 años. Es muy importante que este grupo de edad se vacune contra COVID-19 pues tiene un elevado riesgo de enfermedad grave o muerte por la enfermedad, situaciones que se previenen con la aplicación de la vacuna.
https://www.who.int/publications/i/item/WHO-2019-nCoV-vaccines-SAGE_recommendation-AZD1222-2021.1/
La vacuna desarrollada por AstraZeneca/Universidad de Oxford puede ser utilizada por cualquier persona mayor de 18 años. Los resultados de los ensayos clínicos realizados demostraron que la vacuna es segura y eficaz en adultos mayores de 65 años. Es muy importante que este grupo de edad se vacune contra COVID-19 pues tiene un elevado riesgo de enfermedad grave o muerte por la enfermedad, situaciones que se previenen con la aplicación de la vacuna.
https://www.who.int/publications/i/item/WHO-2019-nCoV-vaccines-SAGE_recommendation-AZD1222-2021.1/
De acuerdo con las recomendaciones para el uso de la vacuna de AstraZeneca/Universidad de Oxford publicadas por la Organización Mundial de la Salud, dado que esta vacuna no se puede reproducir en el organismo, sí puede ser administrada a personas que padecen alguna alteración de la inmunidad, inmunodeficiencia o inmunosupresión.
https://www.who.int/publications/i/item/WHO-2019-nCoV-vaccines-SAGE_recommendation-AZD1222-2021.1/
De acuerdo con las recomendaciones para el uso de la vacuna de AstraZeneca/Universidad de Oxford publicadas por la Organización Mundial de la Salud, dado que esta vacuna no se puede reproducir en el organismo, sí puede ser administrada a personas con padecimientos autoinmunes.
https://www.who.int/publications/i/item/WHO-2019-nCoV-vaccines-SAGE_recommendation-AZD1222-2021.1/
No se sabe cuánto tiempo durará la inmunidad conferida por una vacuna COVID-19. Esto se debe a que se necesitan más datos de estudios en curso y adicionales a largo plazo para comprender cuánto tiempo dura la protección después de la vacunación.
Las autoridades de la Unión Europea coordinarán estudios independientes sobre el uso de las vacunas COVID-19 en la vida real, para recopilar más información sobre su seguridad y beneficio a largo plazo en la población en general. Los resultados de estos estudios a largo plazo conformarán las futuras estrategias de vacunación.
https://www.ema.europa.eu/en/human-regulatory/overview/public-health-threats/coronavirus-disease-covid-19/treatments-vaccines/covid-19-vaccines-key-facts#how-long-will-immunity-from-a-vaccine-last?-sectionLas personas que ya han tenido COVID-19 o dieron positivo en la prueba pueden beneficiarse de la vacuna. Actualmente no hay suficiente información disponible para decir si las personas están protegidas contra el COVID-19 después de haberlo tenido (inmunidad natural) o durante cuánto tiempo. La evidencia preliminar sugiere que la inmunidad natural puede no durar mucho, pero se necesitan más estudios para comprender mejor esto.
Otras fuentes mencionan que debido a los riesgos graves para la salud asociados al COVID-19 y al hecho de que es posible la reinfección, es recomendable vacunarse. Si recibió tratamiento por síntomas del COVID-19 con anticuerpos monoclonales o plasma de convaleciente, debe esperar 90 días para aplicarse la vacuna correspondiente. Hable con su médico si no sabe con certeza qué tratamientos recibió, o si tiene más preguntas acerca de vacunarse contra el COVID-19.
https://www.cdc.gov/coronavirus/2019-ncov/vaccines/facts.html
De acuerdo con datos publicados por la Organización Mundial de la Salud, se considera que la reinfección por SARS-CoV-2 es rara en los primeros 6 meses posteriores a la infección sintomática. Por lo tanto, si bien las personas que han padecido COVID-19 pueden recibir la vacuna sin riesgo, se recomienda esperar 6 meses después de la enfermedad para recibir la primera dosis de la vacuna.
https://www.who.int/publications/i/item/WHO-2019-nCoV-vaccines-SAGE_recommendation-AZD1222-2021.1/
Se debe posponer la aplicación de la vacuna en personas que recientemente han tenido COVID-19 y aún continúan con síntomas de este padecimiento. Por lo tanto, las personas con enfermedad confirmada por PCR y síntomas deben esperar a que desaparezcan los síntomas antes de recibir la primera dosis de la vacuna.
https://coronavirus.gob.mx/wp-content/uploads/2021/01/GuiaAplicacionVx_BNT162b_08Ene2021.pdf
https://www.who.int/publications/i/item/WHO-2019-nCoV-vaccines-SAGE_recommendation-AZD1222-2021.1/
La protección que alguien obtiene al tener una infección (llamada “inmunidad natural”) varía según la enfermedad y varía de persona a persona. Debido a que este virus es nuevo, no sabemos cuánto tiempo podría durar la inmunidad natural. La evidencia actual sugiere que contraer el virus nuevamente (reinfección) es poco común en los 90 días posteriores a la primera infección con el virus que causa COVID-19.
No sabremos cuánto tiempo dura la inmunidad después de la vacunación hasta que tengamos más datos sobre qué tan bien funcionan las vacunas COVID-19 en condiciones del mundo real. Los expertos están trabajando para aprender más sobre la inmunidad natural y la inmunidad inducida por vacunas.
Los expertos aún no saben qué porcentaje de personas necesitarían vacunarse para lograr la inmunidad de rebaño contra COVID-19. La inmunidad de rebaño significa que suficientes personas en una comunidad están protegidas de contraer una enfermedad porque ya han tenido la enfermedad o han sido vacunadas.
La inmunidad de rebaño dificulta que la enfermedad se propague de persona a persona e incluso protege a quienes no pueden ser vacunados, como los recién nacidos. El porcentaje de personas que necesitan protección para lograr la inmunidad colectiva varía según la enfermedad.