Un nuevo estudio captura automatizada de pantalla sugiere una conexión dinámica y bidireccional entre el tiempo frente a la pantalla y pensamientos suicidas.
Un equipo de investigadores de la Universidad de Wisconsin-Madison, la Universidad de Notre Dame y la Universidad de Stanford publicó un estudio en npj Digital Medicine que explora la correlación entre el uso del teléfono inteligente y el riesgo suicida en adultos con historial reciente de pensamientos o comportamientos suicidas.
El estudio utilizó una metodología novedosa, pues recopiló más de 7.5 millones de capturas de pantalla tomadas cada cinco segundos durante el uso activo del celular, junto con evaluaciones momentáneas del estado mental (EMA, en inglés) realizadas seis veces al día durante 28 días a un grupo de 79 adultos. Esta combinación permitió examinar cómo varían los pensamientos suicidas a lo largo del día y su posible vínculo con el uso del celular.

En este sentido, los resultados mostraron que aumentos en el tiempo de uso del celular dentro de las tres horas previas a una evaluación estaban asociados con un mayor riesgo suicida, incluyendo pensamientos activos, planificación y deseo. Por otro lado, el uso del teléfono más de tres horas antes de una evaluación se asoció con una reducción en la planificación y el deseo suicida, lo cual sugiere un posible efecto protector.
El análisis también identificó una relación bidireccional. Es decir, no solo el uso del celular predice un aumento del riesgo suicida, sino que ciertos indicadores de riesgo también aumentan la probabilidad de un mayor uso del dispositivo. Según los autores, esto refuerza la idea de que, dependiendo del contexto, el uso del teléfono puede reflejar tanto señales de angustia como intentos de afrontamiento.
Asimismo, los investigadores destacan que el comportamiento digital puede aportar información relevante para el diseño de herramientas de intervención en tiempo real. Sin embargo, también señalan que es necesario estudiar con más detalle qué tipo de uso, por ejemplo, interacción social, consumo pasivo, búsqueda de apoyo, los cuales podrían influir positiva o negativamente en el bienestar psicológico.
Sin bien, los hallazgos son significativos, los autores resaltan que el estudio tiene limitaciones, como el tamaño tan reducido de la muestra y la falta de diversidad sociodemográfica, por lo que los resultados no se pueden generalizar a toda la población.