La cooperación internacional juega un rol clave en la transformación digital de la salud.
El avance de la tecnología digital ha abierto nuevas oportunidades para mejorar la atención médica en todo el mundo. Sin embargo, las desigualdades en el acceso a estas herramientas siguen siendo un desafío, especialmente en países de ingresos bajos y medianos. Para abordar esta brecha, la diplomacia de la Salud Digital es una estrategia clave para promover la cooperación internacional y garantizar que los beneficios de la digitalización lleguen a todas las comunidades.
En el artículo “Diplomacia en Salud Digital y cobertura universal de la salud”, publicado en el Bulletin of the World Health Organization, el director de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), Jarbas Barbosa da Silva Jr. y su equipo exploran cómo la diplomacia puede facilitar el acceso equitativo a la salud digital y contribuir a la cobertura sanitaria universal.
Desde 2018, la Organización de las Naciones Unidas (ONU), ha promovido estrategias de cooperación digital para maximizar el uso de la tecnología y reducir sus riesgos. Además, la pandemia de COVID-19 aceleró la adopción de plataformas virtuales y evidenció la necesidad de una colaboración global en el ámbito de la salud.
De esta forma, la diplomacia digital en salud se refiere al uso de herramientas digitales por parte de los gobiernos para mejorar la cooperación internacional y garantizar que las innovaciones en Salud Digital sean accesibles para todos. Este enfoque se ha convertido en una pieza clave para cerrar la brecha digital en salud, permitiendo que países compartan datos en tiempo real y coordinen respuestas a crisis sanitarias.
Asimismo, el uso de tecnologías como la inteligencia artificial (IA), la telemedicina y los expedientes electrónicos está revolucionando los sistemas de salud. Un ejemplo destacado es la colaboración entre el Ministerio de Salud de Brasil, la OPS y socios internacionales para ampliar los servicios de telemedicina en comunidades remotas de la Amazonía.
Sin embargo, el éxito de estas iniciativas depende de la capacidad de los gobiernos para integrar tecnologías emergentes en sus sistemas de salud. Para ello, la diplomacia debe abordar temas como la ciberseguridad, la regulación digital y la interoperabilidad de los datos de salud a nivel global.
La diplomacia digital ha demostrado su importancia en la gestión de crisis sanitarias. Durante la pandemia, el mecanismo COVAX utilizó plataformas digitales para coordinar la distribución de vacunas, optimizar la logística y mejorar la transparencia en los procesos.
Además, diversas iniciativas internacionales han priorizado la transformación digital en la salud:
- La Agenda de Salud Sostenible para las Américas 2018-2030, promovida por la OPS, busca fortalecer los sistemas de información en salud.
- El Grupo de los 20 (G20) ha priorizado la digitalización de la salud, con la OMS liderando iniciativas como certificados digitales de vacunación y plataformas de telemedicina.
Sin embargo, a pesar de los avances, persisten desafíos que pueden limitar el impacto de la digitalización en la salud:
- Brecha digital: La falta de acceso a electricidad, internet y dispositivos digitales en regiones vulnerables puede excluir a ciertos grupos
- Ciberseguridad y privacidad: La protección de datos de salud es un reto clave para garantizar la confianza en las soluciones digitales
- Capacitación y alfabetización digital: La falta de formación en tecnologías de salud dificulta la adopción de nuevas herramientas por parte de profesionales y pacientes
Para superar estas barreras, los autores recomiendan diversas acciones: fortalecer la infraestructura digital en países de ingresos bajos y medianos; desarrollar marcos de cooperación multilateral para compartir datos de salud de manera segura; capacitar a diplomáticos y profesionales de la salud en el uso de herramientas digitales; y fomentar asociaciones público-privadas para financiar e implementar soluciones escalables.
Es por ello, que la diplomacia en Salud Digital es una herramienta clave para garantizar que la transformación digital de la salud sea equitativa y accesible para todos. Asimismo, la cooperación internacional debe centrarse en reducir la brecha digital, fortalecer la seguridad de los datos y promover el uso responsable de las tecnologías emergentes.
