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Estudio muestra el uso de radiómica y genómica impulsada por IA para predecir edad cerebral

Los análisis radiómicos pueden ser herramientas útiles para identificar pacientes en riesgo y personalizar estrategias de tratamiento tras un accidente cerebrovascular.

Un estudio publicado por investigadores de Mass General Brigham en Neurology, muestra como la “edad cerebral”, estimada mediante imágenes de resonancia magnética y análisis radiómico, puede predecir los resultados funcionales tras un accidente cerebrovascular isquémico agudo. A diferencia de la edad cronológica, la edad cerebral se refiere al envejecimiento biológico del cerebro, que puede verse afectado por factores como el daño vascular y el estilo de vida.

El objetivo del estudio fue determinar si las imágenes T2-FLAIR (resonancia magnética de fluidos) pueden predecir la edad cerebral usando análisis radiómico. Asimismo, el estudio también buscó evaluar si un cerebro que aparenta más envejecido utilizando la edad cerebral relativa (RBA, en inglés), está asociado con factores de riesgo cardiovascular y peores resultados funcionales tras un accidente cerebrovascular.

Para el estudio se analizaron datos de 4,163 pacientes con accidente cerebrovascular isquémico agudo, con una edad promedio de 62.8 años (42% mujeres). Además, fueron utilizaron modelos de regresión para analizar las texturas de las imágenes T2-FLAIR y predecir la edad cronológica. Luego, calcularon la edad cerebral relativa (RBA, en inglés) comparando la edad cerebral estimada con la edad cronológica.

Posteriormente, se analizaron las relaciones entre la RBA, factores de riesgo cardiovascular como hipertensión, diabetes, tabaquismo, accidentes cerebrovasculares previos y los resultados funcionales después del accidente cerebrovascular.

Los resultados del estudio fueron mostraron importantes predicciones de la edad cerebral. Por ejemplo, las imágenes T2-FLAIR predijeron la edad cronológica con un margen de error promedio de 6.9 años y una fuerte correlación (r = 0.81). Una mayor RBA, que corresponde a cerebros más envejecidos, se observó en pacientes con factores de riesgo como hipertensión, diabetes, tabaquismo e historial de accidentes cerebrovasculares.

“A lo largo de la vida de una persona, la exposición a la hipertensión, la diabetes y la hipercolesterolemia, así como factores relacionados con el estilo de vida como el tabaquismo, pueden tener un gran impacto en la salud del cerebro y la recuperación tras un ictus agudo” afirma la Dra. Natalia Rost del Departamento de Neurología del Mass General Hospital. “Los pacientes y sus médicos pueden no ser conscientes de que tienen estos cambios silenciosos, pero la carga preexistente de enfermedad en el cerebro podría ser un marcador de lo bien que se recuperarán los pacientes”.

El estudio detalla que, una mayor RBA se asoció con peores resultados funcionales tras un accidente cerebrovascular, incluso después de ajustar por edad, gravedad del accidente (escala NIHSS) e historial de accidentes previos. Los efectos negativos de una RBA alta fueron más pronunciados en accidentes cerebrovasculares menores, indicando que incluso un daño cerebral sutil puede ser perjudicial si el cerebro ya está “biológicamente envejecido”.

Este estudio demostró que la edad cerebral derivada de imágenes puede ser un indicador más preciso del pronóstico después de un accidente cerebrovascular que la edad cronológica por sí sola. Asimismo, los resultados subrayan la importancia de controlar los factores de riesgo cardiovascular para retrasar el envejecimiento biológico del cerebro y mejorar los resultados en pacientes con accidentes cerebrovasculares.

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