Científicos del IPN emplean algoritmos para identificar moléculas que podrían inhibir proteínas clave en el desarrollo de esta enfermedad autoinmune.
La inteligencia artificial (IA) se ha convertido en una aliada para la investigación médica. En México, un equipo del Instituto Politécnico Nacional (IPN) aplica esta tecnología para acelerar el descubrimiento de nuevos tratamientos contra la artritis reumatoide, una enfermedad crónico-degenerativa que causa dolor, inflamación y deterioro progresivo de las articulaciones.
El Dr. Edgar Eduardo Lara Ramírez, investigador del Laboratorio de Biotecnología Farmacéutica del Centro de Biotecnología Genómica (CBG) e integrante del Sistema Nacional de Investigadoras e Investigadores (SNII), nivel II, explicó que la IA permite analizar de manera simultánea miles de moléculas y predecir su posible eficacia terapéutica, reduciendo significativamente el tiempo y los costos de investigación.
“Los avances que hemos alcanzado en un año habrían requerido al menos una década sin el apoyo de la IA”, señaló el especialista, quien destacó que las herramientas de aprendizaje automático o machine learning pueden identificar compuestos ya aprobados por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, en inglés) para evaluar su potencial en nuevos usos médicos, como el tratamiento de la artritis reumatoide.
A diferencia de los medicamentos actuales, como los antiinflamatorios no esteroideos y los esteroides, que solo alivian los síntomas y pueden causar efectos secundarios, el objetivo de esta investigación es encontrar moléculas que actúen directamente sobre las proteínas responsables del daño articular.
El equipo del IPN enfocó su atención en la peptidilarginina deiminasa 4 (PAD4), una proteína cuya producción anormal está estrechamente relacionada con la progresión de la enfermedad. Mediante IA, los investigadores realizaron un tamizaje de 16 mil moléculas candidatas, confirmando que dos de ellas inhiben eficazmente la acción de PAD4: una se utiliza como antipalúdico y la otra se encuentra en fase clínica por sus propiedades anticancerígenas.
A través de simulaciones computacionales, comprobaron que ambas sustancias interactúan de forma estable con el sitio activo de la proteína, lo que las convierte en candidatas prometedoras para el desarrollo de nuevos tratamientos que frenen la enfermedad desde su origen.
El Dr. Lara Ramírez confía en que los resultados obtenidos sienten las bases para tratamientos que no solo mitiguen los síntomas, sino que detengan de manera permanente el daño articular.




