Especialistas de la OMS repasan el potencial de las soluciones de Salud Digital basadas en evidencia para mejorar el acceso y la calidad de la atención integrada en los sistemas de salud.
Durante los últimos años las tecnologías de la información y comunicación han progresado en su adopción en el cuidado de la salud a nivel mundial. Además, como respuesta y consecuencia de la pandemia, esta adopción se aceleró aún más, desde el crecimiento en el uso de internet hasta la aplicación de tecnologías de Salud Digital en el monitoreo remoto de pacientes.
En este sentido, como explica Téa E. Collins, especialista en Salud Digital de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y sus colegas en el artículo “La promesa de las tecnologías de salud digital para la atención integral de la salud materno infantil y las enfermedades no transmisibles” el uso efectivo de la tecnología tiene la capacidad de fortalecer los sistemas de salud y reducir las desigualdades. Además, de reducir brechas en el acceso a la atención médica, la Salud Digital también puede aumentar la calidad de la atención, especialmente en zonas remotas, al apoyar en la toma de decisiones y facilitar las interacciones entre médicos y pacientes.
Alrededor de dos años de la pandemia por COVID-19, la OMS publicó una resolución sobre Salud Digital, que fue adoptada por la Asamblea Mundial de la Salud de ese año, en ella se reconoció el valor de las soluciones de Salud Digital para lograr los objetivos de desarrollo sostenible (ODS). Al año siguiente, la OMS desarrolló la estrategia global sobre salud digital, y estableció un marco de acción para su ampliación y fortalecimiento a nivel mundial, nacional y subnacional.
La Estrategia Global en Salud Digital de la OMS considera diversos objetivos como promover la colaboración global y el conocimiento de la Salud Digital; avanzar en la implementación nacional de estrategias; fortalecer la gobernanza; y abogar por sistemas de salud centrados en las personas.
“Las tecnologías de salud digital tienen un papel importante en la expansión de la atención integrada y centrada en el paciente para prevenir y controlar las enfermedades no transmisibles. El manejo de condiciones a largo plazo implica intervenciones complejas, y las tecnologías de salud digital pueden facilitar una mejor atención integrada en todos los niveles y proveedores a lo largo de la vida, incluso como parte de los servicios de salud materna, neonatal e infantil”, explica Téa E. Collins.
La transformación digital tiene beneficios no solo para los pacientes y el personal de salud, sino también para los sistemas de salud a nivel general. Por ejemplo, los pacientes se benefician al obtener cuidados más personalizados y de mayor calidad a nivel preventivo; los profesionales reciben apoyo en la toma de decisiones y automatiza tareas para la reducción de carga de trabajo; y por último los sistemas de salud se benefician de la interoperabilidad y mejora la eficiencia de los procesos.
La Salud Digital tiene el potencial de resolver problemas sencillos y ofrecer soluciones a problemas de mayor complejidad, como la escasez de profesionales en alguna área en específico o simplificar el acceso a la información a través de registro de salud electrónicos, entre otras.
Sin embargo, como mencionan expertos de la OMS, la Salud Digital no es un bálsamo capaz de curar o recuperar sistemas de salud en su totalidad. La Salud Digital ofrece soluciones y herramientas para atender problémicas específicas, no para reparar sistemas de salud con mal funcionamiento.
Asimismo, entre sus limitantes se encuentra la falta de alfabetización digital, las barreras sociales y culturales o bien la falta de accesibilidad. Es decir, la Salud Digital y sus herramientas están sujetas a la capacidad de uso de los pacientes, los proveedores y los especialistas.
“La salud digital debe verse como una herramienta para fortalecer las relaciones de los pacientes con los proveedores y mejorar su compromiso con el sistema de atención médica”.
Además, los especialistas explican que las estrategias de Salud Digital establecidas en una base frágil están destinadas a fracasar. El no contar con la infraestructura de apoyo sostenible o financiación, ni un entorno de gobernanza propicio, las intervenciones digitales no van a funcionar de manera óptima, especialmente en países de ingresos bajos y medianos, los planes a largo plazo deben ser siempre la formula principal de una estrategia de Salud Digital, sin importar que se trate solo de una prueba piloto. De lo contrario será difícil adaptar un proyecto independiente al resto de estrategias que forman parte del sistema de salud.
En resumen, los gobiernos deben establecer un entorno adecuado con regulaciones y normativas que permitan facilitar el uso de tecnologías en salud a través de alianzas público-privadas. Asimismo, es necesario el esfuerzo para fortalecer la alfabetización en Salud Digital a través de capacitación y soporte continuo. Y finalmente, es necesario realizar estudios de evaluación de las estrategias digitales y conocer su eficacia para desarrollar y conocer mejores prácticas y mejores planes de implementación.
