Un estudio liderado por la Universidad de Sídney alerta sobre los riesgos de la IA generativa en el mercado laboral y su impacto en la estabilidad económica y el bienestar social.
La inteligencia artificial (IA) generativa, como GPT-4, ha revolucionado la productividad y la innovación, pero también plantea serios desafíos para la estabilidad económica y la salud pública. Un estudio reciente, publicado en el Boletín de la Organización Mundial de la Salud, advierte que el desplazamiento masivo de empleos debido a la IA podría desencadenar presiones recesivas, agravar la desigualdad y afectar negativamente la salud mental de la población.
El estudio, liderado por investigadores de la Universidad de Sídney, analiza cómo la IA generativa, capaz de realizar tareas cognitivas no rutinarias, podría reemplazar una gran cantidad de empleos en sectores como finanzas, derecho, educación y salud. Aunque la tecnología promete aumentar la productividad, su adopción acelerada podría llevar a un ciclo de desempleo, reducción de la demanda de consumo y, en última instancia, a una recesión económica.
Los autores del estudio proponen la existencia de un umbral crítico en la relación entre el capital de IA y la mano de obra, mediante el cual se podría desencadenar un ciclo autosostenido de presiones recesivas. Este fenómeno, conocido como capital deepening o profundización del capital, ocurriría cuando la sustitución de trabajadores humanos por IA reduzca los ingresos promedio de los hogares, disminuyendo la demanda de bienes y servicios y generando inestabilidad en los mercados laborales.
Además, el estudio destaca que las respuestas tradicionales a las crisis económicas, como los estímulos fiscales o las políticas monetarias expansivas, podrían ser insuficientes para contrarrestar los efectos estructurales del desplazamiento laboral causado por la IA generativa. Los investigadores advierten que, sin una intervención proactiva, la desigualdad de ingresos podría aumentar, reduciendo las oportunidades para la clase media y exacerbando los problemas de salud mental, como la ansiedad y la depresión.
El informe también señala que los países de ingresos bajos y medios podrían verse particularmente afectados, ya que muchas de sus economías dependen de trabajos cognitivos no rutinarios, como servicios de atención al cliente y contabilidad, que ahora están en riesgo de ser automatizados por la IA.
Los autores del estudio hacen un llamado a una respuesta global proactiva que combine políticas fiscales, regulaciones y estrategias sociales para mitigar los riesgos de la IA generativa. Entre las propuestas se incluyen la implementación de un “impuesto a la automatización”, la creación de empleos garantizados y la reducción de la jornada laboral sin disminución salarial. Estas medidas buscan asegurar que los beneficios de la IA se distribuyan de manera equitativa y que se proteja el bienestar social en una era de rápidos avances tecnológicos.
La IA generativa ofrece grandes oportunidades para la innovación y la eficiencia, sin embargo, también plantea desafíos significativos que requieren una acción coordinada y una respuesta para evitar consecuencias negativas tanto en la economía como en la salud pública.
