Una nueva disciplina propone herramientas para anticipar retos y oportunidades en un sector en constante transformación.
Un artículo publicado en npj Digital Medicine introduce la disciplina de los estudios futuros en medicina, que busca anticipar y modelar escenarios en salud mediante métodos científicos. El autor, Bertalan Mesko, argumenta que estas herramientas podrían transformar la forma en que los profesionales y líderes de la salud enfrentan desafíos emergentes, como el impacto de la inteligencia artificial (IA) y la evolución digital.
El artículo subraya que, históricamente, los estudios sobre el futuro de la medicina y la salud han dependido de opiniones y visiones subjetivas. Sin embargo, el avance tecnológico y los cambios culturales demandan un enfoque más estructurado. Los estudios futuros, un campo interdisciplinario con raíces en las ciencias sociales, ofrecen métodos como análisis de tendencias, método Delphi y retroproyección, que ya han demostrado ser útiles en áreas como políticas globales y estrategias tecnológicas.
En el primer análisis global sobre la aplicación de estos métodos en salud, el estudio identifica que, aunque existen más de 50 metodologías disponibles, solo unas pocas se han empleado en medicina. Esto evidencia el potencial desaprovechado de esta disciplina para abordar problemas como la escasez de médicos, la adopción de tecnologías basadas en IA y la adaptación a nuevos servicios digitales para pacientes.
Asimismo, el artículo resalta dos principios clave de los estudios futuros. El primero es fomentar una “conciencia anticipatoria” que permita actuar antes frente a cambios significativos. El segundo es reconocer la existencia de múltiples futuros posibles, lo que permite a quienes toman decisiones diseñar estrategias que consideren diferentes escenarios.
Por otro lado, herramientas como el análisis de escenarios, el uso de la narración para imaginar futuros posibles y el análisis de tendencias permiten anticipar cambios disruptivos. Un ejemplo destacado es el uso de estas soluciones para prever los efectos de la pandemia de COVID-19 en sistemas de salud, identificando impactos como el aumento de la telemedicina y la sobrecarga del personal médico.
Finalmente, el autor concluye que integrar los estudios futuros en el ámbito médico no solo es deseable, sino necesario para gestionar los rápidos avances tecnológicos y las transformaciones culturales en salud. Con estas herramientas, es posible transformar la incertidumbre en estrategias efectivas y diseñar sistemas de salud más flexibles, equitativos y adaptables.