El auge de la telemedicina durante el 2020 ha incrementado su valor en Latinoamérica, sin embargo, expertos aseguran que es momento que los países de la región exporten telemedicina.
Los servicios de telesalud y telemedicina, representan la posibilidad de reducir la carga al sistema de salud. Existe la oportunidad de realizar consultas a distancia a través de plataformas digitales o por medio de servicios de telecomunicaciones.
El objetivo de la telemedicina en el contexto actual de COVID-19 y en general, no busca reemplazar las consultas tradicionales con los médicos, sino como una alternativa que puede resolver diversos problemas, como brindar servicios remotos a comunidades alejadas, ofrecer consultas con especialistas de otros lugares del mundo, proveer servicios de salud a distancia a localidades afectadas por desastres naturales o en el caso de COVID-19 para evitar aglomeraciones en centros de salud.
Según Juan Blyde, economista Líder del Sector de Integración y Comercio del Banco Interamericano de Desarrollo, los países latinoamericanos deben prepararse para exportar servicios de telemedicina sobre todo ante la creciente oferta de este tipo de servicios en los últimos años que se vio acelerada los últimos meses por la pandemia.
Se estima que la telemedicina en el mercado latinoamericano crezca un 17,2% este año. Lo que representa un valor total de 2.5 millones de dólares. En 2015 la telemedicina en Latinoamérica tenía un valor de 1.13 mdd, por lo que, si se cumplen las estimaciones, en cinco años habrá incrementado su valor en más del 100%.
En una encuesta realizada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 2015, se mostró que en nueve países de Latinoamérica se encontraron 67 tipos de prácticas de telemedicina en diversas especialidades. Sin embargo, solo en Perú, Argentina y México los servicios involucraban actores en dos países distintos.
Blyde identifica tres barreras principales que impiden la exportación de servicios médicos en la región. Primero los factores tecnológicos, la falta de herramientas interoperables en los sistemas informáticos de los países involucrados. Segundo las leyes y reglamentaciones que rigen en cada país, ya que en algunos países los profesionales de la salud no pueden prestar sus servicios más allá de su frontera. Otro punto importante es la diferencia entre los expedientes clínicos, y la protección de datos de los pacientes. Y, por último, las diferencias entre cultura e idiomas, además de contextos dispares.