Se desarrolló un sistema especializado en capturar las ondas de luz con el objetivo de dictaminar posibles riesgos en la salud y prevenir con anticipación.
La tecnología molecular implicada dentro de la realización de la salud digital ha aprovechado las técnicas sutiles de intervención para desarrollar métodos con la cualidad de ser más precisos cada vez.
Suiza, a través de su Escuela Politécnica Federal de Lausana, creó un microchip óptico que funciona mediante fotones. Lo que se espera lograr con este mecanismo es poder recopilar muestras desde fluidos como la sangre o la saliva y así determinar riegos potenciales de infecciones.
Este chip funciona colocándose sobre una superficie de microcircuitos de plasma capaces de absorber las ondas que determinan la formulación de colores; así cuando se enciende una luz, será sinónimo de señales que indican actividad molecular dentro de la muestra analizada.
Después, se utilizará un sensor CMO para captar la intensidad de la luz y se pasará a un software que mida los niveles de calor vista en las imágenes y formular un diagnóstico completo.
Hatice Altug, investigadora involucrada en la gestación del proyecto, se mostró a favor de los sensores ópticos argumentando que “se puede detectar cantidades tan pequeñas de biomoléculas específicas con el fin de proporcionar un sistema de alerta temprana para enfermedades”.
Así, esta alternativa convierte los espectros sensibles de luz en señales eléctricas aptas para transferir datos e información más detallada y clara.