Un nuevo estudio identifica avances, oportunidades y desafíos éticos en el uso de tecnologías digitales en los sistemas públicos de salud.
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) publicó un nuevo artículo que examina cómo la Salud Digital y la inteligencia artificial (IA) están siendo incorporadas en la atención primaria de salud, particularmente en el marco de los sistemas públicos. El estudio, publicado en la Revista Panamericana de Salud Pública, revisa la evidencia científica reciente sobre el uso de tecnologías digitales móviles en este nivel de atención y sus efectos en el acceso, la calidad del cuidado y la equidad en salud.
La investigación se basa en una revisión de alcance de estudios publicados entre 2020 y 2025 en bases de datos internacionales y regionales. En total, se analizaron 30 artículos que abordan herramientas como aplicaciones de autocuidado, chatbots, plataformas digitales para la gestión clínica, juegos educativos y sistemas de IA aplicados al cuidado de la salud. De acuerdo con los autores, estas soluciones han mostrado potencial para ampliar el acceso a los servicios, personalizar la atención, fortalecer la educación en salud y mejorar los procesos de gestión en la atención primaria.
Uno de los principales hallazgos es que la Salud Digital puede contribuir a una atención más oportuna y centrada en las personas, especialmente en contextos donde existen barreras geográficas o limitaciones en la disponibilidad de servicios presenciales. Durante y después de la pandemia de COVID-19, el uso de tecnologías móviles y herramientas digitales permitió mantener la continuidad del cuidado y responder con mayor rapidez a nuevas demandas sanitarias.
No obstante, el artículo advierte que la incorporación de estas tecnologías también enfrenta desafíos importantes. Entre ellos destacan las desigualdades en el acceso a internet y a dispositivos digitales, la falta de interoperabilidad entre sistemas de información, las brechas en la formación digital de los profesionales de la salud y los dilemas éticos asociados al uso de la inteligencia artificial, como la transparencia de los algoritmos, la protección de datos y el riesgo de sesgos.
Además, el estudio subraya que, si no se implementan con un enfoque de equidad, las tecnologías digitales podrían profundizar desigualdades ya existentes, especialmente entre poblaciones vulnerables, personas mayores o comunidades con menor conectividad. Por ello, los autores insisten en la necesidad de que la transformación digital en salud esté alineada con políticas públicas claras, capacitación continua del personal sanitario y principios éticos que garanticen un uso responsable de la IA.
En sus conclusiones, los autores señalan que tanto la Salud Digital y la IA representan una oportunidad concreta para fortalecer la atención primaria y mejorar la efectividad de los sistemas de salud, siempre que su adopción sea gradual, regulada y centrada en las personas y los territorios.




