Investigadores médicos publicaron en Nature algunas consideraciones sobre la implementación de herramientas de Salud Digital dentro de sistemas de salud grandes y complejos.
Durante los últimos años, ha aumentado considerablemente la cantidad de soluciones y herramientas de Salud Digital, con el potencial de mejorar la prestación de servicios en salud y la atención médica. No obstante, la adopción masiva de esta clase de herramientas en los sistemas de salud sigue siendo limitada, por diversas razones.
La implementación de soluciones digitales en temas de salud, implica el desarrollo de grandes estrategias. Por ejemplo, para la validación clínica de las herramientas, para que se integren a los flujos de trabajo de los sistemas de salud.
Investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard, y un especialista de Atrium Health, publicaron un artículo sobre las nueve dimensiones que deben ser la base para examinar clínicamente las herramientas, antes de su adopción, y planificar su implementación en entornos específicos.
La primera dimensión se relaciona con el enfoque de selección de productos. Es decir, conocer cómo se construirá una herramienta, tomar en cuenta necesidades y limitaciones de cada institución. Y de esta forma conocer si la herramienta se desarrollará desde cero o se trabajará sobre una ya existente.
La segunda dimensión toma en cuenta el Retorno de la Inversión (ROI, en inglés), que considera datos como el cobro de servicio, el cumplimiento normativo, si la herramienta reduce gastos médicos, mejora resultados clínicos o si la herramienta cumple con las regulaciones.
La demostración clara y evidente del valor clínico de la herramienta de Salud Digital, es la tercera dimensión que por ponen los autores. “Identificar una métrica de resultado clara y significativa que mejoraría con la adopción de la herramienta a corto plazo es esencial al considerar la adopción”, explican.
Otro aspecto importante es conocer qué activos de datos se quieren para que el producto funcione de manera óptima. Por ejemplo, datos estructurados o no estructurados de expedientes clínicos. El sistema de salud debe garantizar que la herramienta tenga acceso al flujo de datos adecuado.
El resto de las dimensiones se relacionan con la necesidad de uno o varios especialistas que comprendan cómo funciona la nueva herramienta; la presencia o no de patrocinadores ejecutivos; definir si la herramienta de alinea con las prioridades de la institución; identificar qué recursos son necesario para su implementación; e identificar si la herramienta es un proyecto a largo plazo que luego de recibir financiamiento, será un proyecto rentable.
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