A través de un kit móvil, los pacientes pueden ser monitoreados remotamente y ser evaluados por aprendizaje automático para conocer su evolución.
Un programa piloto desarrollado en la Universidad de Illinois y un startup fondeada por los Institutos Nacionales de Salud (NIH), permitirá que los pacientes de COVID-19 continúen su recuperación fuera de las instalaciones hospitalarias.
Se trata de un sistema de monitoreo remoto, que mediante un kit que incluye un oxímetro de pulso, un parche sensor desechable habilitado para Bluetooth y un teléfono inteligente emparejado, utiliza aprendizaje automático para evaluar los signos vitales de cada paciente.
Este sistema mantiene alerta a los médicos, en caso de cualquier variación en los niveles habituales de frecuencia cardiaca, por ejemplo. “Cuando trabajas en el departamento de emergencias, es triste ver pacientes que esperaron demasiado para pedir ayuda. Requerirían cuidados intensivos en un ventilador. No pudo evitar preguntar: ‘Si pudiéramos haberles advertido cuatro días antes, ¿podríamos haber evitado todo esto?'”, explicó Terry Vanden Hoek, director médico y director de medicina de emergencia de la Universidad de Illinois.
Los participantes del estudio que evaluó su efectividad, fueron en mayoría de origen afroamericano o latino y la mayoría viven con comorbilidades, como diabetes, obesidad, hipertensión o tienen afecciones pulmonares.
“Nuestra tecnología es muy buena para detectar cambios sutiles que son los primeros predictores de un problema”, explicó Gary Conkright, fundador de PhysIQ, el startup responsable del sistema.
El algoritmo desarrollado solo necesita 36 horas para crear el perfil de cada paciente, lo que permite reaccionar de manera inmediata ante cualquier posible recaída por COVID-19.