La revista científica The Lancet publicó un trabajo de investigación realizado por investigadores en la Escuela de Salud Pública y Sistemas de Salud de Waterloo, en Canadá, que aborda diversas problemáticas sobre la producción, la diseminación y el consumo de información durante la pandemia.
En el artículo: Lo que nos dijeron las redes sociales en la época del COVID-19: una revisión del alcance, publicado el 28 de enero en la versión digital de The Lancet, los investigadores canadienses plantean una revisión de estudios empíricos relacionados por pares cuyo objeto de estudio sean las redes sociales y COVID-19 desde las primeras informaciones sobre el brote en noviembre de 2019 hasta noviembre de 2020.
El acumulado estimado de contagios por COVID-19 a nivel mundial es de más de 105 millones de personas y aproximadamente 2 millones de personas han perdido la vida a raíz de complicaciones por dicha enfermedad. Como mencionan los investigadores, las redes sociales se han convertido en la plataforma de elección para las opiniones, percepciones y actitudes públicas hacia diversos sucesos relacionados son la salud pública y al COVID-19. Además, a través de ellas las universidades, gobierno y organizaciones comparten información relevante en relación a la pandemia.
En la revisión sistemática notaron que no todos los estudios consideraban al COVID-19 como tema principal, sino términos más amplios como salud, medicina o enfermedad a través del uso de datos Twitter. En dicha red social es posible explicar diferentes facetas de investigación en salud pública.
Los investigadores mencionan que las redes sociales son ideales para comunicar información médica de forma eficaz, especialmente durante crisis sanitarias como la actual. “Las enfermedades infecciosas emergentes, como COVID-19, casi siempre resultan en un mayor uso y consumo de medios de todas las formas por parte del público en general para obtener información. Por lo tanto, las redes sociales tienen un papel crucial en la percepción de las personas sobre la exposición a enfermedades, la toma de decisiones resultante y los comportamientos de riesgo” explican.
La revisión de otra investigación identificó tres enfoques principales: la evaluación del interés público y las respuestas a las enfermedades infecciosas emergentes; revisión del uso de las redes sociales para informar sobre dichas enfermedades; y la evaluación de la exactitud de la información médica relacionada con enfermedades infecciosas emergentes en las redes sociales.
La revisión consideró más de 2000 artículos de las bases de datos PubMed, Scopus y PsycINFO, de los cuales 670 fueron descartados al estar duplicados, posteriormente solo 301 artículos calificaron para una revisión completa de su texto, para finalmente quedarse con 81 artículos. “Todos los artículos fueron escritos en inglés. Los datos de Twitter (45 artículos) y Sina Weibo (16 artículos) fueron sin duda los más estudiados. Para categorizar estos artículos seleccionados, adoptamos un marco novedoso llamado Respuesta y Epidemia de Salud Pública y Redes Sociales (SPHERE) y desarrollamos una versión modificada del marco SPHERE para organizar los temas de nuestra revisión de alcance”, explican en el apartado de resultados.
Los contenidos en relación a COVID-19 encontrados en los 81 estudios fueron clasificados de la siguiente manera:
- Redes sociales como monitoreo de vigilancia, que a su vez cuenta con tres sub categorías, actitudes públicas, salud mental y detección o predicción.
- Redes sociales como contagio y vector, que involucra al fenómeno de la infodemia.
- Redes sociales como control de enfermedades, que involucra la información de calidad y las respuestas de los gobiernos.
“Nuestra revisión también identificó estudios relacionados con COVID-19 sobre infodemias, salud mental y predicción. En el caso de la COVID-19, la información precisa y fiable a través de las plataformas de los medios sociales puede desempeñar un papel crucial en la lucha contra la infodemia, la desinformación y los rumores. Además, la vigilancia en tiempo real de los medios sociales sobre el COVID-19 puede ser una herramienta importante en el arsenal de intervenciones de los organismos y organizaciones de salud pública”, concluyeron los autores.