Nuevo estudio muestra cómo los biomarcadores digitales obtenidos a través de wearables pueden mejorar el cuidado y monitoreo perioperatorio de los pacientes.
Un estudio reciente sobre el cuidado perioperatorio con aplicaciones digitales y wearables, publicado recientemente en npj Digital Medicine, explora cómo los biomarcadores digitales obtenidos mediante dispositivos portátiles o wearables están revolucionando las etapas preoperatoria, intraoperatoria y postoperatoria en cirugía. Los autores destacan el potencial de estas tecnologías para mejorar resultados clínicos, junto con los desafíos críticos que deben superarse para su implementación segura y equitativa.
Los biomarcadores digitales son métricas cuantificables derivadas de tecnologías como relojes inteligentes y sensores. En la fase preoperatoria, este tipo de tecnologías facilitan programas de prehabilitación personalizados, donde los pacientes monitorean su actividad física, nutrición y salud mental desde casa. Estudio anteriores han demostrado que estos dispositivos aumentan la adherencia a ejercicios y mejoran la capacidad funcional antes de cirugías complejas, como las oncológicas.
Durante la hospitalización, sistemas como CHARTWatch utilizan inteligencia artificial (IA) para analizar más de 100 variables clínicas en tiempo real, prediciendo complicaciones con un 15% más de precisión que los métodos tradicionales. Además, los wearables miden el estrés del equipo quirúrgico, alertando sobre situaciones de riesgo que podrían comprometer la seguridad del procedimiento.

En el postoperatorio, estos dispositivos permiten un monitoreo continuo en el hogar, detectando signos tempranos de deterioro, como lo son infecciones o dolor no controlado que, de otro modo, pasarían desapercibidos hasta una visita médica. El estudio detalla cómo datos de frecuencia cardíaca y actividad capturados por wearables ayudaron a ajustar el manejo del dolor en un paciente oncológico, acelerando su recuperación.
No obstante, a pesar de su potencial, los biomarcadores digitales enfrentan barreras significativas. En primer lugar la precisión, ya que dispositivos como los oxímetros pueden mostrar errores en pacientes con piel más oscura, lo que exige validación en poblaciones diversas. Además, los temas relacionados con la privacidad también son relevantes. La confidencialidad de los datos de salud debe garantizarse para todos los usuarios. Y finalmente, la adopción es otro de los principales retos. La resistencia al cambio en entornos clínicos requiere la participación activa de pacientes, médicos y administradores en el diseño de estas soluciones.