Esta iniciativa con orígenes en 2018, pero lanzada oficialmente en 2023 ha alcanzado diversos avances a nivel global y regional.
En los últimos años, la inteligencia artificial (IA) ha emergido como una herramienta transformadora para el sector salud y la atención médica en general. Sin embargo, desde 2018 la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) dieron un paso importante con la creación del Grupo de Enfoque sobre Inteligencia Artificial para la Salud (FG-AI4H), lo que posteriormente se convertiría en 2023 en la Iniciativa Global sobre Inteligencia Artificial para la Salud (GI-AI4H).
Este proyecto representa una estructura institucional a largo plazo para habilitar, facilitar e implementar la IA en la atención de la salud. El objetivo de la GI-AI4H es establecer un marco de gobernanza global que garantice el uso ético, seguro y equitativo de estas tecnologías, con especial atención a los países de ingresos bajos y medios.
En un artículo reciente publicado en npj Digital Medicine, se abordan los avances y las prioridades de esta estrategia durante sus primeros años. Por ejemplo, uno de los principales avances es el desarrollo de un marco ético para la IA en salud.
La GI-AI4H parte de la premisa de que el avance tecnológico debe ir acompañado de sólidos principios éticos. Por ello, la OMS ha publicado lineamientos clave, como el informe “Ética y Gobernanza de la IA para la Salud”, que establece estándares internacionales para proteger los derechos humanos y promover la equidad. Estos documentos son herramientas prácticas, que incluyen otros esfuerzos como como las consideraciones regulatorias sobre IA en salud, dispositivos médicos basados en IA y la Estrategia Mundial de Salud Digital. Además, también existe un curso de capacitación basado en estos principios, el cual ha alcanzado a más de 25 mil profesionales en 178 países, democratizando el acceso al conocimiento sobre IA ética.
Según el artículo uno de los mayores retos que enfrenta la GI-AI4H es la fragmentación en las regulaciones sobre IA en salud. Mientras algunos países cuentan con marcos avanzados, otros carecen incluso de políticas básicas. La iniciativa de la OMS y la UIT busca cerrar esta brecha mediante la cooperación internacional. En este sentido, un avance importante fue la creación del Grupo de Trabajo sobre Consideraciones Regulatorias, que reúne a autoridades de salud pública, académicos y representantes del sector privado para desarrollar estándares comunes. Este esfuerzo es particularmente relevante para los países de ingresos bajos y medio, que suelen no tener los recursos suficientes para desarrollar sus propias regulaciones desde cero.
Otro aspecto importante de la GI-AI4H es que reconoce la importancia de acciones con un enfoque local. Cada sistema de salud tiene realidades distintas, por lo que esta iniciativa promueve adaptaciones culturales y técnicas de las herramientas de IA. Un ejemplo destacado es el trabajo con la Oficina Regional de la OMS para el Sudeste Asiático, donde se está desarrollando IA para apoyar la medicina tradicional, combinando conocimientos ancestrales con tecnologías emergentes. Estos proyectos demuestran que la IA no debe ser un modelo único, sino un recurso flexible que responda a necesidades locales.
El verdadero éxito de cualquier tecnología en salud se mide por su impacto a largo plazo. La GI-AI4H enfatiza la importancia de crear infraestructuras sostenibles, especialmente en países con recursos limitados. Esto incluye desde sistemas de monitoreo continuo hasta la formación de profesionales locales que puedan dar mantenimiento a estas soluciones. Además, la iniciativa aborda un aspecto poco discutido: el costo ambiental de la IA. Al promover prácticas responsables, busca evitar que los beneficios de estas tecnologías tengan un precio ecológico inaceptable, particularmente para las comunidades más vulnerables.
